lunes, 7 de mayo de 2012

Revisionando, y de paso, reivindicando una obra maestra de la Sci-Fi

Y no... no es "2001: Una odisea del espacio", de Kubrick.




RADIANTE COMO EL SOL



Título: Moon
Director: Duncan Jones   
Intérpretes: Sam Rockwell, Kevin Spacey (voz)
Nacionalidad: Reino Unido
Año de producción: 2009
Género: Ciencia-Ficción
Guión: Duncan Jones, Nathan Parker
Música: Clint Mansell



Moon supuso la ópera prima de Duncan Jones (hijo de David Bowie), una película que ha cosechado cuatro premios (mejor película, guión, diseño de producción y actor –Sam Rockwell-) en Sitges y que, sin embargo, fue víctima de una pésima distribución a nivel internacional.
El eje de la historia gira en torno a Sam Bell (Sam Rockwell), un astronauta que lleva tres años aislado en la luna, extrayendo Helio 3. Su vuelta a casa está a punto de producirse, pero no será como él esperaba.
Moon es una película de doble visionado, no apta para la gran mayoría del público que copa las salas de cine en busca del último hit (Crepúsculo, Iron Man…). Posee un ritmo pausado, en donde tan sólo se dan cita dos personajes: Gerty (robot al que Kevin Spacey pone voz y que supone un homenaje en toda regla al HAL 9000 de “2001 odisea en el espacio”) y Sam Bell, interpretado magistralmente por Sam Rockwell (visto en “Los impostores”).
Esta película indie de ciencia ficción (rara asociación, ¿verdad?) supone, precisamente, un maravilloso homenaje a la ciencia ficción de los años 70 y 80, con una imagen que poco tiene que envidiar a la de una superproducción, con esos maravillosos planos largos con la luna como testigo. Todo un mérito, si tenemos en cuenta su bajo presupuesto y sus escasos días de rodaje (33)
Merece una mención especial su estupenda banda sonora. Clint Mansell imprime fuerza e intriga en cada fragmento. Una banda sonora que de aquí a unos años ocupará el lugar en la historia que se merece, puesto que estamos ante una de las mejores partituras cinematográficas de los últimos tiempos. Todos estos elementos convierten esta cinta en un auténtico rompecabezas que termina encajando a la perfección, donde hay cabida tanto para la inventiva más poderosa, como para el rutinario juego de atar cabos en su elaborada trama.
Moon supone una mirada a la soledad y a la paranoia derivada de ésta, mientras que por el camino, se van sucediendo diversos interrogantes: ¿Podemos jugar a ser Dios?, ¿Se ha vuelto la ciencia realmente loca?, ¿El dinero es más importante que la vida humana?, ¿Hasta qué punto nos pertenece nuestra propia vida? y una certeza: el saber que hemos presenciado una grandísima película, que nos invita, además, a una posterior reflexión.

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