miércoles, 2 de mayo de 2012

Revisionando. Hooooy: "500 días juntos"



                                                          AMAR SIN SER AMADO



Título: 500 días juntos (500 days of summer)
Director: Mark Webb   
Intérpretes: Joseph Gordon-Levitt, Zooey Deschanel
Nacionalidad: Estados Unidos
Año de producción: 2009
Género: Comedia romántica
Guión: Scott Neustadter, Michael H. Webber
Música: Mychael Danna, Rob Simonsen




El año pasado, Juno, una película independiente americana, fue la sorpresa de la temporada. Todos los años hay una pequeña película que consigue sorprender al respetable, como es el caso de 500 días juntos.

La historia se centra en Tom Hansen (Joseph Gordon-Levitt), quien se enamorará perdidamente de Summer Finn (Zooey Deschanel), una chica que no cree en el amor ni en las relaciones de pareja.

Lo primero que llama la atención es el cambio de roles de los protagonistas. Él es el enamoradizo, y ella la de “amigos con derecho a roce”. Por lo cual, el espectador adopta el punto de vista de Tom.

¿Y cuál es la clave de la película? Su montaje. La historia está construida de una forma no lineal, mediante continuos flashbacks y flashforwards (de hecho, el primer capítulo corresponde al día 19 de la relación), sazonados con varios detalles visuales (cortinillas, flechas, dibujos…) que consiguen adornarla estéticamente, creando una cinta con aires de videoclip.

Joseph Gordon Lewitt, quien ya demostró su valía en la película independiente “Brick”, construye creíblemente un personaje sentimental y sensible, lo que le sitúa un punto por encima de su compañera Zooey Deschanel, que vendría a ser “la mala” de la función (aunque la química entre ambos en innegable).
La cinta del debutante Mark Webb es de esas que van haciendo mella en el interior del espectador, al igual que por ejemplo “Lost in Translation”, de Sofia Coppola, va creando una serie de sentimientos sin que uno se de cuenta, y esto se consigue gracias al realismo de la cinta (no falta ese: “eh, eso me ha pasado a mí”), con situaciones y personajes totalmente reales, sin ser estereotipos y sin caer en convicciones.

No podía dejar de reseñar una escena: Aquella en la que la pantalla se divide en dos mediante una cortinilla. A un lado, se desarrollan las expectativas de Tom, y al otro la realidad de esa misma situación. Sencillamente conmovedora y sorprendente, como lo es esta pequeña gran película, una oda al amor (o al anti-amor, según se mire) en pleno siglo XXI.

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