martes, 22 de mayo de 2012

Crítica de Sombras Tenebrosas, o el enésimo encuentro entre Burton y Depp

  SOMBRAS TENEBROSAS




Título original: Dark Shadows
Director: Tim Burton
Intérpretes: Johnny Depp, Michelle Pfeiffer, Eva Green, Helena Bonham-Carter,
                     Chloë Grace Moretz, Jonny Lee Miller, Bella Heathcote.
Nacionalidad: Estados Unidos
Año de producción y duración: 2012. 113 min.
Género: Comedia. Terror. Fantástico. Vampiros.
Guión: Seth Grahame-Smith (Personajes: Dan Curtis)
Música: Danny Elfman



UN BURTON ENSOMBRECIDO PERO ALTAMENTE DISFRUTABLE


Sombras tenebrosas es la adaptación de la serie de televisión creada por Dan Curtis en 1966 (desconocida en España), que cuenta la historia de  un joven rico llamado Barnabas Collins (Johnny Depp), quien en 1752 sufre un terrible castigo a manos de Angelique Bouchard (Eva Green), una bruja vengativa a la que rompe el corazón: es convertido en vampiro y encerrado vivo durante dos siglos en un ataúd, hasta que despierta en 1972 para ser testigo de cómo la ciudad está bajo control de la temible bruja inmortal que le encerró.

En la filmografía de Tim Burton, destacan dos tipos de películas: unas con un corte más serio (Eduardo Manostijeras, Big Fish) y otras con un claro tono gamberro (Mars Attacks!, Bitelchús). En esta ocasión, Sombras Tenebrosas pasa a formar parte del segundo grupo, pero se queda a medio gas. Es un Burton menor, que no malo (para eso ya está su Alicia en el País de las Maravillas), porque hay una ausencia total de sensibilidad y de magia en lo que cuenta. Pero también es justo decir que dota a la cinta de un gran ritmo y de sentido del humor, destacando a un Barnabas descubriendo los 70 (con hippies incluidos) o cada uno de los encuentros entre éste y Angelique. Amén de un prólogo plasmado de forma notable.
El problema reside en querer tocar muchos palos y no agarrar ninguno. Divaga entre el terror, la comedia (es la que por su tono tendría que haber sido) y el romanticismo, sin decantarse por ninguno y cojeando en su planteamiento.

Johnny Depp, actor fetiche y amor platónico no declarado del cineasta, cumple con su papel. Se nota que se lo ha pasado en grande interpretando a este vampiro de modales desfasados. Mientras que Eva Green es la auténtica estrella de la función, su zorrupia desprovista de corazón resulta ser todo un acierto, salvando los muebles de la función en cada una de sus apariciones.
Lo incomprensible llega al observar el nulo desarrollo de dos personajes que podrían haber dado mucho más de sí. Por una parte, el interpretado por Bella Heathcote representa uno de los vértices del triángulo amoroso, pero su aportación al conjunto es casi nula, con escasos minutos en pantalla. Mientras que el Roger Collins de Jonny Lee Miller, descrito como un ser egoísta y codicioso, desaparece del filme de la forma más burda y barata posible
Michelle Pfeiffer se reencuentra con el director tras Batman Returns y hace lo que puede con un personaje soso y carente de chispa, sacándole el máximo jugo posible.

Tras 80 minutos amenos y –en ocasiones- divertidos, llega la hora del clímax, y no se sabe si por culpa de Burton o de su guionista, la cinta se convierte en un “pasa tal cosa porque sí”, es decir, en una “ida de olla” considerable. Una pena ese mal sabor de boca final, dejando una sensación de falta de garra, en la que un Burton en plena forma podría haber realizado un trabajo bastante superior.

Lo mejor: Una pletórica Eva Green y el primer paseo de Barnabas Collins por 1972.

Lo peor: El pobre desarrollo de muchos personajes y su delirante media hora final.


NOTA

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